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MUSEO GEOLÓGICO DEL SEMINARIO
El edificio del Seminario alberga un pequeño y desconocido museo paleontológico fundado en 1874 que es un referente en el estudio de fósiles de invertebrados.
El interior del Seminario de Barcelona es uno de esos remansos de paz que de vez en cuando uno se encuentra en el centro de Barcelona. Sus magníficos patios y balcones que aíslan del ajetreo exterior son unos grandes desconocidos para la gran mayoría de ciudadanos, pero el Seminario aún esconde otra gran maravilla, un museo de paleontología especializado en fósiles de invertebrados que está a punto de cumplir siglo y medio de existencia y donde puede decirse que ciencia y religión se dan la mano.
El museo es un referente en su especialidad. Fue fundado en 1874 por el religioso y geólogo Jaume Almera, a partir del Gabinete de Historia Natural que en 1817 se había creado en Barcelona y que posteriormente se agregó a la Biblioteca Episcopal. A la muerte de Almera, en 1919, el museo pasó unos años de crisis, hasta que en 1926 se hizo cargo de la dirección uno de sus discípulos, Josep Ramon Bataller, que dio un gran impulso a la institución.
Tras la guerra civil, Bataller se entregó a la laboriosa labor de reconstruir la colección, que había sido esparcida durante los años de la contienda. Además, Bataller exigía a sus alumnos de la cátedra de Ciencias Naturales del Seminario la búsqueda de fósiles, lo que enriqueció notablemente la colección, además de las importantes donaciones recibidas en todos estos años.
Aunque el museo sea una cita obligada para los estudiosos de los fósiles de invertebrados, en la colección también pueden admirarse algunos ejemplares de vertebrados, como el que preside la sala del museo: el espectacular esqueleto de un mastodonte del mioceno hallado en 1965 en Polinyà. Otro de los tesoros es la sección denominada Typotheca, dos vitrinas donde se exponen unos dos centenares de holotipos.
En lenguaje geológico, un holotipo es el ejemplar de referencia sobre el que se describe una especie. El museo del seminario tiene unos 700 en su poder, siempre de invertebrados, lo que viene a confirmar la importancia de este centro.
El museo posee también una importante biblioteca con ejemplares únicos y un laboratorio para el análisis y clasificación de los fósiles. Su presencia en el Seminario, que se encarga de su mantenimiento económico y estructural, es sin duda una demostración de que las teorías evolucionistas de Darwin no tienen por qué ser incompatibles con la fe religiosa.
El museo fue fundado en 1874 por el religioso y geólogo Jaume Almera
Fuente: La Vanguardia
