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12/01/2018

Patricia Phelps de Cisneros: «Es mucho más importante el mecenazgo que el coleccionismo»


Tras más de cuatro décadas dedicada al coleccionismo y al mecenazgo, Patricia Phelps de Cisneros no duda al decir que «el arte es vida». No titubea porque la mayor parte de su existencia la ha pasado entre creadores y creaciones, luchando por que la producción artística latinoamericana resonase en todo el mundo.

Se le conoce antes como mecenas que como coleccionista. ¿Cuál diría que es la función del mecenazgo?

Me encanta que hayas hecho esta pregunta. Es mucho más importante el mecenazgo que el coleccionismo. Considero que cualquiera puede coleccionar. Es la parte fácil de este mundo. Para mí lo más importante es velar por el bienestar del artista mismo. Y eso se hace asegurándose de tener la obra bien catalogada, bien cuidada, estableciendo buenas relaciones con las instituciones museísticas de tu ambiente, haciendo publicaciones, etc. Se trata, en fin, de ocuparse de difundir la obra del artista o del movimiento que estés coleccionando.

¿Es esa la razón de ser de su colección?

La misión de la Colección Patricia Phelps de Cisneros siempre ha sido la de crear puentes de entendimiento entre Sudamérica y el resto del mundo. Y hoy en día se entiende que eso es más importante que nunca. De ahí nuestro interés en el Reina Sofía. Nuestra colaboración empezó en 2012 cuando firmamos un convenio que ha incluido programas educativos, exposiciones, catálogos y publicaciones, entre otras cosas. Esta donación es la más reciente iniciativa de ese acuerdo de 2012.

¿Por qué el Museo Reina Sofía?

Porque le tengo un profundo respeto a la institución. Desde que se fundó en los años noventa siempre se ha mostrado muy interesada en estudiar y dar a conocer la obra de artistas latinoamericanos, en crear puentes entre Latinoamérica y el museo. Hay una trayectoria de directores fenomenales que han seguido siempre interesados en Sudamérica como una parte esencial del museo. Y Manuel Borja-Villel ha seguido con esa línea. Es un placer trabajar con él y su equipo.

-Después de tanto tiempo de lucha por dar a conocer el arte latinoamericano, ¿cómo cree que ha cambiado su percepción mundial a lo largo de los años?

Latinoamérica ha cogido mucho más importancia alrededor del mundo. En los Estados Unidos la comunidad latina es inmensa. En España ocurre lo mismo. La lucha nuestra por dar a conocer nuestra cultura ha sido larga, pero creo que ya en museos como el Reina Sofía da igual que un artista sea de Valencia (España) o de Valencia (Venezuela). Esa lucha se terminó. Ahora es cuestión de difundir más los conocimientos que han adquirido los museos. Esta donación es una nueva iniciativa de nuestra fundación para que los museos tengan el material necesario para organizar exposiciones. 

Una de las apuestas del Reina Sofía es el enfocar la contemporaneidad como un campo fértil donde se producen relatos sobre el tiempo en que vivimos. ¿Qué relato construyen los artistas de su colección?

Los artistas son los que primero perciben lo que está pasando en el mundo. A veces son los que primero cuentan el cuento. A veces, también, son los más atrevidos en expresar sus opiniones sociopolíticas, por encima de los historiadores o los periodistas del momento. En nuestra colección hay artistas jóvenes que están viviendo ahora y me parece muy interesante que los museos estén abiertos a incluirlos en sus colecciones. Al Reina Sofía le hemos dado 39 obras, muchas de ellas de artistas jóvenes. Y todas estas obras cuentan un cuento. Puede ser cuento político o pueden tratar de la tecnología.

¿De la tecnología?

Hay una obra de Jac Leirner de 1991 que son unos sobres de papel de una exposición que ella hizo en Oxford, antes de que existiera Internet. Ella guardó todos los papeles relacionados con aquella muestra e hizo una obra que es como una culebra larguísima con unos 3.000 documentos. Te da a entender cómo funcionaba el mundo antes de la tecnología que tenemos hoy en día. Me parece interesante esta pieza «pre-email», como la llamamos en la colección.

Imagino que el momento político que vivimos ha influido en muchas de estas obras.

La obra de Íñigo Manglano-Ovalle, que se presentó en la exposición «In-Site» en San Diego y Tijuana, en 1997. Estaba en el borde entre México y Estados Unidos. Fue toda una exhibición de todos los artistas protestando y entendiendo el problema que era esta barrera que desde entonces existe entre estos países. Explicaba la incertidumbre de la inmigración. La suerte o no que puedes tener en la frontera. Aquella obra increíble hoy tiene una vigencia brutal.

 

El arte nos ayuda a entender el presente.

Y nuestra historia. Nuestra historia se manifiesta en los libros, pero mucho, muchísimo, a través del arte. Desde hace siglos. Desde las expediciones botánicas al Orinoco, a Colombia… Todos esos pintores viajeros... Nunca habríamos conocido el mundo sin ellos.

 

Supongo que no entendería la vida sin el arte.

Para mí la creatividad es una de las grandes cualidades que admiro en un ser humano, a parte de la honestidad. El arte, expresión de la creatividad humana, es parte de la razón por la que estamos aquí, en la Tierra.

Fuente: ABC



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